2 ago 2013

¿POR QUÉ ROBAN LOS NIÑOS?

Robar, es uno de los comportamientos de los hijos que suelen dejar a los padres perplejos y confundidos, sin saber qué hacer ni cómo abordarlo, ya sea con niños o con adolescentes.

 No obstante, “robar forma parte del proceso ‘normal’ de desarrollo del niño, normal pero no correcto, y los papas no pueden dormirse en sus laureles”, afirma el psicólogo Juan Pablo Arredondo.

 La conducta del robo infantil debe entenderse como un asunto de manejo de la frustración. “Para el niño, lo que se pone a prueba es su capacidad para tolerar que las cosas no siempre resultan como él las quiere, y puede intentar pedirlas (los pedinches) o abusar del mecanismo para conseguir lo que quiere tener”, explica el especialista.

 El niño pequeño suele tomar el objeto que desea y punto, y puede continuar este comportamiento hasta los cuatro o cinco años, cuando agrega a este impulso una estrategia para conseguirlo, como la distracción del otro o esperar a estar solo y ocultar su hurto.

 Las explicaciones de los niños suelen ser muy imprecisas como “me lo encontré” o “me lo regalaron”.

Etapas y características del robo:

 De 0 a 3 años

Es normal, pero no correcto, que un niño pequeño tome algo que desea o le llame la atención, lo que no puede considerarse un robo.

De 3 a 5 años

En esta etapa los padres tienen que educar de manera activa a sus niños acerca de la propiedad ajena cuando tomen algo que no les pertenezca, y pedirles que reflexionen si les gustaría que alguien les robara sus cosas. No debemos sermonearlos ni ponerles etiquetas como “eres malo”, “ladrón” o “ratero”.

De los 5 años en adelante

Aunque los niños hayan aprendido que robar es malo, pueden hacerlo por varias razones:

Tener cosas iguales a las de su hermano que perciben favorecido por los padres.

Mostrar valentía ante sus amigos o para ser aceptado.

Hacer regalos.

Temor a la dependencia de otros (obtener lo que desean sin pedirlo).

Recibir atención y afecto. El efecto robado se convierte en un sustituto.

Si los padres toman medidas adecuadas, en la mayoría de los casos el robo cesa según el niño va creciendo:

Acciones efectivas de los padres frente al robo:

Decir al niño que robar está mal, PERO NO etiquetarlo a él de ladrón, ni predecirle que será un delincuente cuando crezca.

Ayudar al adolescente a resarcir el daño, pagar o devolver el objeto robado.

Impedir que el niño se beneficie del robo bajo ninguna circunstancia.

Dejar claro que robar es un comportamiento inaceptable dentro de la familia y la comunidad.

Ayudarle a reflexionar en lo que puede sentir la persona que es despojada de su bien.

Dar un buen ejemplo.

Una vez que el niño ha resarcido el daño, los padres deben permitirle comenzar de nuevo sin recriminaciones que lo llenen de culpa.

 Si el problema persiste y está acompañado de otros comportamientos nocivos, debe buscarse ayuda profesional para valorar las razones de fondo y atenderlas.

Es muy importante diferenciar el robo de la cleptomanía, que es un trastorno de la conducta en el cual el objeto sustraído no tiene un valor en sí mismo, sino que representa liberación de la ansiedad, como tomar un clip de la maestra.

La cleptomanía es un síntoma, una conducta que libera la tensión acumulada por otros problemas como:

Carencias afectivas

Necesidad de llamar la atención

Ansiedad

Depresión

Enojo

Rivalidad con los hermanos

Los niños que roban repetidamente tienen dificultad para confiar en otras personas y para establecer buenas relaciones con los demás.

¿Cuándo debemos considerar que un chico ha traspasado el límite? Cuando el robo es:

 Originado por emociones: frente a la “oportunidad” (pertenencias no vigiladas, casas o carros abiertos), por aburrimiento o falta de actividades estructuradas como asistir a la escuela, por considerar que el delito de robo no es algo serio.

 Dirigido por la recompensa: deseo de obtener bienes materiales, estar consciente de que se hace por carecer de medios alternativos para conseguir lo que se desea.

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